
El otro día estaba con mi ordenador cuando me dio un tremendo error. Blasfemé, golpeé y me transformé en un gran monstruo. Dirigí mi vista hacia atrás y mi perro me miró con gesto de indiferencia y volvió a recostarse a seguir su placentera siesta. No tienen ni idea de lo importante que son estos trastos.
También, mientras leía la prensa, me indignaba, me encendía un cigarro, blasfemaba golpeaba… me miraba mi perro indiferente y volvía a recostarse para su siesta. No tiene ni idea de cómo está el país.
Cuando cociné a contrarreloj para mi novia, me estresé, se me cayó el aceite encima de la camisa nueva y el pollo salió corriendo envuelto en llamas. Blasfemé, golpeé y mi perro seguía tan indiferente que volvió a recostarse para su siesta. No tiene ni idea de las complejidades de las relaciones humanas.
Finalmente, un día entré en casa leyendo una carta del banco: estaba en números rojos. Rompí la carta, blasfemé, golpeé…e incluso lloré: estaba arruinado. ¡Y el maldito animal tan impasible dispuesto a seguir su incesante sueño! ¿Es que acaso no comprendía la importancia del dinero? ¿Era capaz de vivir tan tranquilamente sin novia, sin tecnología, sin las grandes preocupaciones?
En fin, que, como les decía, odio a los perros.
1 comentario:
q gran relato este tmb ruben, los dos me gustan de distinta forma, pero los dos muy buenos, y esq deberiamos ser como los perros en el sentido ese, xq necesitamos papeleos, ordenadores y esas cosas?? si hemos vivido toda la vida sin ello practicamente, a ver si aprendemos de los perros en este sentido, no necesitamos q nadie nos controle, ni nuestros padres a ciertas edades... Anarquia!! OI!
jajaja, lo digo en serio, el mundo esta mu mal gracias a estas cosas por la q mucha gente muere... claro q los q caen son los pobres asiq no pasa nada, mientras se sigan beneficiando los ricos no pasara nada
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